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28 de agosto de 2018

Hace casi dos décadas que Isdalys forma parte de la familia Telefónica. Entró a nuestra compañía para cubrir unas vacaciones en el área de Secretaría General y al poco tiempo ingresó fija para la vacante de secretaria.

Con un bagaje de estudios en Idiomas, lejanos a su ejercicio laboral del momento, decidió apostar a su formación para nivelar conocimientos con los de los abogados que la rodeaban. A los 10 meses finalizó el curso y su deseo de superación dio frutos: Recursos Humanos creó para ella el cargo de Asistente Legal, el cual desempeña hasta hoy en día.

Desde sus comienzos en la compañía forma parte del equipo de voluntariado. Su participación más activa a lo largo de los años ha sido en la Parranda Navideña, un recorrido musical que realizan colaboradores por todos los pisos de la torre Canaima con el fin de recaudar dinero para niños necesitados.

Sin embargo, su vocación de ayuda traspasa la labor de Fundación Telefónica, ya que también trabaja por su comunidad. Su última actividad consistió en una colecta de libros para los más pequeños. Para su sorpresa, la donación sobrepasó las expectativas, por lo que actualmente se encuentra evaluando la posibilidad de instalar una biblioteca con los insumos recaudados.

Para Isdalys, las Vacaciones Solidarias eran un proyecto en el que siempre había querido participar, pero no se atrevía porque sentía que necesitaba más preparación y sobre todo tiempo. Sus responsabilidades en el trabajo y con su familia eran razones de peso, pero poco a poco fue adquiriendo la destreza, manejando el equilibrio y, finalmente, pudo llevar a cabo su sueño. Se postuló, fue aceptada y antes de partir, debió completar una preparación online y recibió consejos de compañeros que habían vivido la experiencia en otros años.

Llegó el tan esperado día y, junto con otra colaboradora de Telefónica Venezolana, la líder de Desarrollo María Fernanda Vitola, partió de Maiquetía rumbo a Quito, Ecuador. Al llegar, ambas se encontraron con 15 voluntarios de otros países como Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, España, Holanda, México y Panamá.

¿El trabajo? Implementar la educación digital de la mano de ProFuturo en las instalaciones de la Fundación Aliñambi ubicada en la parroquia Conocoto. Una organización encargada de ofrecer alojo, comida y educación a 38 niños, con edades de 3 a 15 años, que enfrentan situaciones vulnerables en la comunidad.

Para la inauguración del proyecto, contaron con la presencia de miembros del Ministerio de Educación de Ecuador y de la emisora de radio local “Minga por la Pachamama”, que quiso transmitir la cobertura y también estuvo en el cierre para realizar entrevistas a los voluntarios y a los beneficiarios. Otra de las experiencias incluyó una ceremonia tradicional indígena para bendecir la tierra y a los presentes.

En Aliñambi, los voluntarios impartían clases a través del uso de tablets, en el caso de nuestra Asistente Legal, tenía bajo su responsabilidad el Taller de Ciencias, que servía para realizar experimentos sencillos como los tradicionales germinadores, así como la creación de un banco de semillas y otras actividades con el microscopio. Por las tardes correspondía el trabajo de huerto, que consistía en la restauración del espacio y su adecuación para sembrar las verduras que servirían para aprovisionar a la fundación.

Al preguntarle a Isdalys sobre su mejor recuerdo de esos días, menciona con emoción a los niños con los que compartió por casi dos semanas. Habla de las dificultades que atravesaban los pequeños y cómo, a pesar de todo, no dejaban de lado su infancia e inocencia y todavía encontraban ánimos para brindarles alegrías a los voluntarios. Retornó con el deseo de aplicar lo aprendido de su experiencia en Venezuela: “Regresé con muchísimas ganas de seguir trabajando por mi país”, finalizó.

Isdalys González: “Regresé con muchísimas ganas de seguir trabajando por mi país”
Isdalys González: “Regresé con muchísimas ganas de seguir trabajando por mi país”