Luego de viajar a Filipinas, la trabajadora nos cuenta su experiencia
27 de agosto de 2018
Agosto de 2018, un mes de aprendizaje para María Bernal, gerente de Flota y Administración en Vicepresidencia de Relaciones Institucionales, Servicios Generales y Seguridad Corporativa, al convertirse en la primera venezolana en realizar las Vacaciones Solidarias fuera de Latinoamérica.
Más de 28 horas de viaje tuvo que esperar para poder llegar a su destino final: Talipanan Mangyan School, en la Isla Mindoro, Manila, Filipinas.
Lleva 12 años portando el carnet de Telefónica Venezolana, el mismo tiempo que tiene formando parte del equipo de voluntarios. Y, por primera vez, su postulación a Vacaciones Solidarias la llevaron a convertirse en la única persona de la operación que ha realizado esta actividad fuera del continente latinoamericano; acompañada por once representantes, provenientes de: España, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Argentina, Perú y Ecuador.
Justamente, por el área de trabajo en la que se desenvuelve, le toca realizar el presupuesto durante el mes de agosto, pero por casualidad aplazaron la entrega hasta septiembre. No dudó en inscribirse porque confiaba plenamente en su equipo de trabajo para dejar las responsabilidades en sus manos; y fue así cómo apostó a este proyecto: “Las fechas coincidían, pero cuento con unos excelentes compañeros y mi jefa me animó a vivir esta experiencia. Así que en el primer intento de postulación quedé seleccionada, fue sorprendente”.
Al aterrizar en Manila, María viajó en carro para llegar al Puerto Galera y tomar un ferry de dos horas más, que la llevaría a su destino final: la Isla de Mindoro. En esa localidad, fue recibida por todos los niños de la comunidad indígena quienes le obsequiaron regalos realizados por sus madres y con materiales que ellos mismo extraen de sus tierras.
A la gerente de Flota y Administración se le llenó el rostro de orgullo al recordar lo impresionados que todos estaban. El primer día de presentación, les mostró las maravillas que tiene Venezuela: “La mejor forma que logré explicarles cómo era nuestro país fue a través de imágenes y videos. Ubiqué el Salto Angel, el Teleférico de Mérida, las playas… y no creían que tuviésemos una diversidad de clima como esta y durante todo el año”.
Se acercaba el día del regreso y María sabía que para ella la manera de ver la vida cambiaría completamente. “Al ser madre, ver por todo lo que pasan en la comunidad y que a pesar de todo ellos permanecían felices y agradecidos, pude entender que no todo es lo material, sino, cómo te sientas al estar rodeado de las personas que quieres”. Había reconocido la nobleza de su gente y por sobre todo, entendió a respetar su cultura y buscar un equilibrio para enseñarles los avances que presentamos nivel educativo y tecnológico, siempre respetando sus creencias.
María también cuenta que todos los voluntarios, sin importar los diferentes idiomas, se compenetraron con la comunidad y entre ellos mismos. Se ponían de acuerdo para cubrir las horas, dictar las clases, preparar los alimentos, utilizar la maleta de ProFuturo, jugar con los niños y a su vez, conocer todo lo lindo que ofrecía la Isla.
Bernal define la experiencia como enriquecedora a nivel profesional, humano, y cultural. Hoy está convencida que gracias a las Vacaciones Solidarias se da cuenta de que todavía existen empresas grandes y pequeñas que apuestan al crecimiento profesional de las comunidades más desfavorecidas y, sobre todo, darle la oportunidad de ser lo que quieran ser a millones de niños que no reciben una educación de calidad.
Recalca que: “Al final, todos por separados somos personas diferentes, pero juntos somos Telefónica. Queríamos dejar en alto el nombre la compañía y que todos los niños aprendieran y se sintieran felices”, sentenció.